domingo, 30 de noviembre de 2008

El futuro articulado por la perfección

La danza del futuro está aquí. Los frikis se encargan de demostrarnos que los mejores animales de compañía, las mejores amas de casa o los mejores sirvientes son los robots. Pero los frikis están llegando muy lejos, como llega lejos la ciencia. Los frikis hasta programan robots que con un estilo Locomía mueven al unísono los abanicos. Al ritmo de la música la coreografía se desarrolla perfecta en cuentas, en dúos o cuartetos. Hay hasta tiempo para la improvisación de los muñequitos que fríos y sin carga interior ejecutan a la perfección lo que el coreógrafo-técnico-friki les ha propuesto.

El futuro está aquí. Suena a vieja, pero de niños tocábamos un órgano pequeño o dábamos al play del casete para que sonara la canción de Mecano o Flashdance, y entonces, aunque nuestra madre nos esperara para cenar, como no había móviles, nos quedábamos en la casa de nuestra amiga. Al otro lado su hermano jugaba con el castillo o el barco pirata de los playmobil, y la mayor escuchaba George Michell. La tele, encendida de fondo, aún tenía Barrio Sésamo u Oliver y Benji, que el pequeño dejó a medias. Y nosotras, con nuestro casete, y los deberes y los pica a pica sobre la mesa como tentempié, repetíamos la coreografía, con la camiseta de hombreras que le habíamos quitado a nuestra madre. El padre de familia llegaba tarde de trabajar y saludaba frío y cansado. Había llegado más tarde de lo normal, pero tampoco tenía móvil. Y daba dos golpes a la puerta, se asomaba y allí estábamos sudando intentando cuadrar infantiles movimientos y sin los calentadores y el mallot de la actriz. En el recreo al día siguiente, mientras algunos jugaban al 22, otros al fútbol o al rescate con beso, o los más solitarios comían el bollicao y más tarde los Gublin, yo sacfrificaba mis intervenciones en el partido de fútbol para seguir ensayando la coreografía.

Parece de vieja, pero hoy podemos ir a morir a la luna, conectarnos vía casi todos los medios con el resto del mundo, hablar en todo momento como y cuando queramos, pero podemos seguir viendo Barrio Sésamo, los Fraggle o Sensación de Vivir, podemos buscar a los frikis del mundo que sean fans del peta zeta en Google, que sean nostálgicos de aquellos tiempos, gracias a la ciencia. Lo podemos todo.

Y ahora hasta podemos ver y hacer bailar, igual de inocentes movimientos que entonces, pero sin perdernos el recreo.


Aprender a decir no me gusta

Hay que aprender a decir que no, a decir no me gusta y no me importa que lo sepan. Aprender a escribirlo, pero siempre justificarlo. Hay que saber justificar para decir que no nos gusta algo. No todo lo que vemos es excelente e ignorar a los que nos decepcionan es no hacerles aprecio. Algunos se merecen que sí les hagamos aprecio.
Por eso he escrito una crítica negativa sobre Europa de Arrieritos.
http://www.danzaballet.com/modules.php?name=News&file=article&sid=2651

miércoles, 26 de noviembre de 2008

lunes, 24 de noviembre de 2008

Feria de Arte Independiente

El sábado improvisamos en el Palacio de Congresos, con motivo de la FAIM.
Si bien, noté en momentos falta de ritmo o de crecimiento del ritmo de la pieza, incluso no me noté como en otras ocasiones realmente dentro de una energía, viví momentos reales con Noe, Carmen, Marina, Laura y Salva. Momentos de comunicación y escucha.
Revisando los vídeos que Salva ha colgado en youtube, me quedo con este de Marina y un espectador. La improvisación en la calle, como sabemos, se presta a todo lo que surja, a todo, y hay que saber atraparlo, hay que retener las posibilidades que nos da tener tan cerca a la gente, y ser capaces de percibirlos como parte de nuestra "pieza" y, si lo notamos, incluirlos bien sea con una mirada, un roce o bien con su plena integración en nuestro espacio.

Espero seguir bailando la tan agradecida calle y todos sus elementos, que, como saben quienes me leen, es una de las cosas que más me llenan de esta nuestra danza contemporánea.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Les Slovaks (2)


No hablé en su momento del Festival Internacional de Deltebre. Y no hablé porque vine conmocionada, porque habría necesitado tiempo para meditar, para saborear y entender el potente poso que dejó en mí aquella experiencia. Y no lo tuve, tuve que agarrar las riendas de la vida diaria a la fuerza, y se quedó aparcado.
Al ver a estos tres grandes maestros y bailarines en su espectáculo, y tras haber visto las fotos que Roberto Oliván ha colgado en facebook del Festival (de donde he cogido las que aquí aparecen), he recobrado el regustillo a DANZA con mayúsculas.
La maestría de sus clases tal vez radicaba más en verlos a ellos, en ver su técnica, su personal movimiento, su velocidad de ejecución, la complicidad que entre carpa y carpa veíamos que tenían entre sí. Hombres aparentemente distantes, sonrientes pero algo fríos, exigentes con su danza llena de propuestas hasta entonces jamás vistas por mí. Eran perfectos en las ejecuciones de las coreografías de sus clases, y nosotros, la mayoría, no alcanzábamos en su totalidad ese nivel, pero lo disfrutábamos por lo que tenían de reto, porque nos llevaban por caminos nuevos. Tono, ese animal, era y es muy rápido y limpio, Peter, pequeño, es suave, cae al suelo en silencio, excesivo e increíble silencio. Es blando porque se adapta a todo, al cuerpo, al suelo, al aire... Pero con líneas siempre presentes. Martin, que nos propuso unas lecciones de improvisación, es paz, es calma bella, es sensaciones. Nos invitaba a regodearnos en los momentos que se crean en la improvisación, a hacerlos grandes y técnicos.
Son energía pura, son desplazamiento continuo, son abundantes cuerpos, porque es increíble cómo consiguen mover todos los puntos del cuerpo. Ves que todo el cuerpo está activo, todo: los dedos, los hombros, la cadera, los pies, todo, absolutamente todo entra en acción.
Son hombres de acción, la acción-reacción que surge a partir de una tensión muy amada. Se les nota, den clase o interpreten en la escena, que su pasión es natural porque casi han nacido con ella, pero no por eso se dejan llevar por algo conocido, sino que siguen atrapándola y disfrutándola porque viven danzando o danzan viviendo. La expresión más lógica de lo que tiene que ser un bailarín: sentir la danza como la vida misma, con energía, saltando obstáculos con valentía, poniendo lucha y fuerza a todo, siendo pasional sin olvidar la cabeza y los centros, los equilibrios...
La técnica aprendida, como supimos en escuelas de dura disciplina, ya está en ellos a un nivel casi perfecto, con veintitantos años nada más como tienen. Ahora, y desde hace tiempo, sólo tienen que dejar que fluya, sólo tienen que mostrar esa unión natural que se produce entre lo absolutamente asimilado e interiorizado y la pasión que nunca se debe dejar de agarrar con tensión. Y ahora además lo elevan a mayores potencias con esa unión comunicativa que han creado con Les Slovaks.
Me pregunto cómo serán sus vidas. Como cuando lees un libro y sientes que el autor transmite enseñanzas y filosofías reales y sabias de la vida, piensas si su vida será así de sincera, pienso si, de acuerdo con mi idea de que mucho de como danzamos en realidad vivimos, vivirán pasionalmente a la vez que equilibrados. Posiblemente no, posiblemente como cuando conocemos a un genio artista nos sorprende su vida. Y me da igual, es una duda que me surge pocas veces y que además tras la duda de un segundo, luego la aparco, porque las biografías de los grandes suelen darme igual, suele darme igual cómo vivan, cómo se enfrenten a la vida, porque para mí ya se están enfrentando a ella de una forma muy real, con pasión y sinceridad. Y lo muestran danzando con todo, la cabeza y el sentimiento.

martes, 18 de noviembre de 2008

Les Slovaks


Estaba nerviosa, íbamos a ver a Tono, Peter y Martin, junto a sus compañeros. Fueron nuestros profesores en el Taller Internacional de Danza de Deltebre. Nos habían sorprendido sus clases, pero esta pieza nos dejó sin palabras incluso cuando fuimos a darles la enhorabuena...


Les Slovaks Dance Collective
Opening Night, 14, 15 y 16 de noviembre

De Eslovaquia al Teatro Pradillo, la amistad y la historia. Se criaron y estudiaron juntos danza desde niños. Separaron sus carreras para formar parte de las compañías más importantes de danza contemporánea del mundo (Rosas, Última Vez, Larbi Cherkaoui, Akram Khan o Roberto Oliván, entre otros). Y en 2005 decidieron volver a sus raíces y potenciarlas con la comunicación de esta danza hermanada.

Opening Night es la muestra de esa amistad y del deseo de recoger su tradición con las manos y el cuerpo madurados por la danza que han experimentado. Una pieza valiente por improvisada, hermosa por sus pautas, humorística por los personajes que crea lo imprevisto, sorprendente por el perfecto dominio técnico, llena de cuerpos que expanden sus alrededores con líneas inusuales y un centro que les permite hacer de sí mismos seres con el máximo movimiento posible. Animales de tierra y aire o animalillos juguetones se comprenden y hacen reír con quites y gestos cargados de complicidad y libertad escénica. Son bestias que dominan la velocidad y la pausa. Y un violinista, de increíble habilidad, embellece, folclórico y sutil, junto a la iluminación. Son una masa viva que late en armonías espaciales, se transporta, pero que vive de seres individuales a pesar de esa unión, seres de distinta factura, que suben, bajan, crean niveles y planos, inundan rápidos el escenario, para invadir nuestra visión con todos los cuerpos, con toda la complicidad de sus miembros, y siempre en abundancia viva.

Y así mantienen a un público pendiente de una hora de improvisación. Porque son grandes y completos bailarines. Los cinco regalan dibujos de su cultura, su emoción y su amistad y la hacen latir expresiva con la vida acompasada de la diferencia en un conjunto cercano, intenso y vivo.