sábado, 30 de junio de 2007

Veranos de la Villa

De nuevo, la plaza de Colón se convierte en un espacio para la danza que podemos visitar. El Centro Cultural de la Villa también acogerá espectáculos, pero no me interesa referirme a ellos. No por que no merezcan la pena, que puede que sí, sino porque el esquema de representaciones de ese tipo en un teatro como ése, a unos precios como aquéllos, con un aforo casi vacío y un público específico no me interesa. Me interesa más la sección Descubriendo la Danza. Danza en las cuatro esquinas de Colón. Este año no encuentro cosas que me atraigan del todo, pero ir a ver danza en la calle, en una plaza como ésa, ya es algo que de por sí puede ser provechoso.
Sí me llama Rayo Malayo y Losdedae, que además tendrán lugar cuando ya esté de vuelta de Alemania.
COMPAÑÍA ALBADULAKE
Malaje - 28 de junio
COMPAÑÍA PABÚPABÚ
Especie Urbana - 3 de julio
COMPAÑÍA PRODUCCIONES IMPERDIBLES
Réquiem - 13 de julio
COMPAÑÍA RAYO MALAYO
De Tijuana a Colón - 17 de julio
COMPAÑÍA LOSDEDAE – CHEVI MURADAY Sumérgete - 24 de julio

Se me había olvidado indicar las actuaciones de la calle, en la plaza del Museo Reina Sofía. Pero es que estaré en Alemania y me lo pierdo. Pero lo recomiendo.
Del 11 al 13 de julio las 20.15.
- A primera vista. Provisional Danza.
- Compañía de Juschka Weigel.
- Por el camino verde. Daniel Abreu
- No pesa el corazón de los veloces. Erre que erre.

Quien pueda ir que vaya, que es gratis, en un espacio interesante y buenas actuaciones.
Programa

viernes, 29 de junio de 2007

La generosidad

La generosidad es llenar los huecos de los demás, sin darnos cuenta, con gestos. Los gestos los recibimos sin que quien los tiene apenas se dé cuenta, porque son eso, generosos. Hay quien se deja querer fácilmente, bien porque se conforma con poco, bien porque tiene necesidad constante de apreciar los gestos de los demás, por mínimos que sean. Cada gesto tiene un nombre, una forma, una personalidad. Descubrir el carácter que cada uno de nosotros le da es también un acto de generosidad. Recibir como algo positivo algo que no haríamos nosotros, pero que para otro sí va cargado, dentro de su forma de ser, de cariño es también generoso, porque es tolerar, aprender y valorar.

Michelle nos ha regalado a todos un DVD de fragmentos de danza. Es un acto objetivo de generosidad, pero ella no sabe cuánto puede llegar a determinadas personas un gesto así. Lo entrega sin saber cómo lo recibiremos, con espontaneidad, y eso me gusta. Me gusta la espontaneidad de los actos generosos. Esos que se confeccionan y los otros que surgen sin pensarlo. Ambos son espontáneos porque no esperan ni piden nada a cambio.

El cuerpo no es tan generoso. Y nuestra relación con él tampoco lo es. Le pedimos más y a veces nos da poco. Pero otras veces cuando nos da algo que no esperábamos se lo agradecemos como cuando alguien te dice algo que no esperabas y te alegra el día. Igual, porque el cuerpo a veces te alegra el día, le alegra el día a tu mente y eso siempre es de agradecer.

Hay que dejarse querer, hay que dejarse atraer por la generosidad de los gestos, apoyarse en los demás y en sus formas de expresarse y ofrecernos como apoyo para lo que esa nuestra gente, esos nuestros cuerpos, esas nuestras mentes... nos necesiten.

martes, 26 de junio de 2007

La sabiduría de la calle

Los espacios, las horas, la luz, la temperatura, la gente... Tantas cosas definen una actuación en la calle, que cada una se vuelve distinta, que puedes hasta creer que bailas piezas diferentes. Esa magia de lo nuevo, de lo inesperado creo que sólo la podemos vivir en la calle. La calle significa que parte de tu pieza es todo lo que te rodea; sonidos de la ciudad, un grito de un niño, un perro que pasa, la tarde que va cayendo, el flash de alguna cámara, los focos improvisados demasiado cerca... Elementos que van acompañando la pieza porque la calle es más protagonista que la obra en sí.
Cuando por primera vez bailas en la calle quieres volver a hacerlo para rectificar o mejorar lo que salió flojo. Sin embargo, a pesar de ese propósito y de incluso mejorar lo que te propusiste, siempre surgen cosas nuevas que te ponen la atención, los sentidos y los sentimientos en alerta. Surgen nuevas sensaciones a partir de una nueva mirada de alguien que está entre el público o de una música que no aprecias o incluso de lo que ha sucedido justo antes de salir. La calle es sincera porque estás expuesto a todo, absolutamente a todo, porque no estás resguardado entre focos, escenarios y bambalinas, sino que estás al mismo nivel de la misma y de todos los elementos que la componen. Ofreces algo, te ofreces como se está ofreciendo el público que te huele y escucha de cerca.
El sábado sentimos todo esto y mucho más y, tal vez, sí aprendimos de las otras veces que teníamos que disfrutar, que era lo más importante. Y nos reímos, nos miramos y nos guiñábamos los ojos, porque estábamos a gusto. Y estábamos a gusto porque aprendimos de la calle y porque nos dejamos llevar por ella.

domingo, 24 de junio de 2007

miércoles, 20 de junio de 2007

A Silver Mt. Zion

Otra de las ideas que me ronda la cabeza desde hace tiempo es hablar de la música con la que me identifico al bailar. Ya hablé hace tiempo de Cocorosie. Son muchos los grupos y estilos que me gustaría recuperar para bailar. Normalmente, elegimos nuestras canciones favoritas cuando bailamos en la intimidad, en casa, cuando improvisamos sin que nadie nos vea. Por lo que veo en mí, me decanto por un tipo de música de quejidos, una música con ritmos densos, con pausas, silencios y llantos, una música que protesta, sufre y siente, que llora y ríe a la vez. Una música triste y esperanzada, una música precipitada, una música urbana que habla de la libertad, de la represión... Tal vez uno sea lo que escucha y, por supuesto, lo que baila.
Descubrí a A Silver Mt. Zion, banda del llamado post-rock, gracias a las clases de Ángela. No hacía falta que nos explicara que conectáramos con la tierra, que sintiéramos nuestro peso en ella, que profundizáramos en nosotros y alargásemos el cuerpo en movimientos densos. No hacía falta, porque las coreografías que proponía junto con canciones como las de este grupo canadiense, también llamado Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra & Tra-La-La Band, te lo daban todo para que te dejaras llevar, densa y dramáticamente por los caminos del sentimiento, la tragedia, acelerándote y creciendo como lo hace su música. Grandes redondos, pliés infinitos, giros con golpes de cabeza, caídas dramáticas, pausas sugerentes, más giros y sobre todo aquellos sonidos de tantos instrumentos nos daban el pie para conseguir, o al menos buscar, la continuidad, esa continuidad tan difícil y bella de la danza contemporánea.
Mi canción preferida es For Wanda, pero no he encontrado fragmentos dignos del disco más que los del enlace (algo distinta a la original) y el de you tube, cuya ridícula foto realmente le quita protagonismo a la canción. Hay que hacer un esfuerzo sólo por escuchar.

domingo, 17 de junio de 2007

Siempre en mente







El otro día con unas simples contracciones de torso en clase, volví a recordar a Christine Tanguay. Volví a recordar el Graham. No quiero hablar mucho de esta técnica porque es lo más manido de la danza contemporánea. Pero me acordé de las contracciones, las espirales y las diagonales.
Más tarde, el sábado volvió a salir el tema de las terapias, de algunas técnicas que buscan sacarte tus traumas quieras o no... Y es que para mí las contracciones de Graham son un ejemplo de lo que un movimiento o una técnica puede conseguir sin pasar por una introspección forzada del interior de cada uno. Es un movimiento, una actitud que de hecho nació con esa idea de expresar algo que está muy escondido en nosotros y que posiblemente sea negativo. Sin embargo, a pesar de ser negativo, de generar una sensación dramática, nos hace crecer. Parte de su gracia está en que parece que encogemos el estómago o las costillas o el pecho y, al contrario, estamos creciendo. Como si nos cayera agua fría, o, como decía Christine, un hielo, desde el cuello y dejáramos que resbalara poco a poco por el torso hasta la pelvis, nos vamos estremeciendo. Algo nos estremece, y soltamos el aire, abriendo huecos en nuestro cuerpo, que nos permiten también abrir los huecos de nuestra mente y crecer.
Aprender a hacer unas buenas contracciones de Graham, al igual que una buena espiral o una buena diagonal cuesta mucho, mucho tiempo y experimentación, pero sobre todo cuesta sentirlas. Se trata de eso, de sentirlas, de que tu cuerpo las interiorice, pero más importante es que las sienta tu mente, porque son expresión de mucho más, de algo mucho más fuerte que como todos sabemos creó Martha Graham.
El cuerpo, como seguimos comprobando, puede ser el terapeuta de nuestra mente.

martes, 12 de junio de 2007

Roberto Oliván


Éste es el punto de partida para investigar y escribir sobre la mezcla de disciplinas: la danza, el circo, las acrobacias, el teatro, el ambiente festivo de mostrar el arte en la calle...
La compañía Enclave me da un buen pie, y Roberto Oliván está al frente. Ya veremos qué saco de todo esto. De momento, un buen vídeo de su última creación Homeland.


domingo, 10 de junio de 2007

Recomiendo





Madrid: 14 de junio. Blanca Arrieta. Teatro Pradillo.
Málaga (Nerja): 14 de junio. D_Krama. Festival de calle Huellas.
Madrid: 17 de junio. 13 rosas. Arrieritos. Plaza de Lavapiés.
Santiago de Compostela: 22 a 26 de junio. En pe de pedra 2007.
Barcelona: 28 de junio al 8 de julio. Nats Nus. Teatre Nacional de Catalunya.
Valencia: 29 de julio. Erre que Erre. Sala de Nuevos Medios.
Bilbao: 30 de junio en Bilbao. D_Krama. Festival de calle Lekuz Leku.
Zaragoza: 30 de junio. Erre que Erre. Villanueva de Gallego.

Y mucho más...

sábado, 9 de junio de 2007

Animales en más de 180 grados




Ayer vimos
Ojos de Pez, de Daniel Abreu.
"Se denomina objetivo ojo de pez a aquellos cuyo ángulo de visión es extremadamente grande, de 180 grados o más. El objetivo ojo de pez es una forma especial de súper objetivo gran angular, cuya distorsión (a veces deliberada) se asemeja a una imagen reflejada en una esfera."

Es muy probable que Daniel Abreu, Andrea Quintana, Igor o Anuska Alonso lean esta crítica, y no por ello va a ser más positiva. Lo va a ser me lean o no. Una de las mejores piezas que he visto en mucho tiempo.
Daniel, no tuve que esperar, no necesité tener paciencia. Me atrapó la lentitud desde el principio, no me dediqué a mis pensamientos, me mantuve absorta desde que Andrea entró en escena. Saboreé los desnudos, las posiciones y el progreso creciente de la pieza.
Algo primario se nos muestra, algo de origen, de naturaleza animal. Como un Adán y una Eva, Andrea e Igor se acercan desnudos. Nos situamos en un tiempo impreciso pero primigenio. La belleza de la imagen de Igor sobre el muro, como un Atlante que sujeta un templo, iluminado su cuerpo, y una Andrea que venía del terreno de la inocencia, del juego, de la risa, que se acomoda entre sus músculos, para formar nuevas imágenes griegas. Andrea está fantástica, con su presencia, su naturalidad, su expresión...
A partir de ahí, se van turnando en paseos y movimientos animales, poco a poco y a pecho descubierto. Daniel abre nuestros ojos a sus hombros y brazos, que como siempre sorprenden. ¿Pero qué hacemos con nuestros ojos cuando sale Anuska en escena? No podemos apartarlos de ella. Alguien dijo ayer que tal vez quedaba desnivelada la pieza por la omnipresencia de Anuska, por su rotundidad y protagonismo. Y es que se come el escenario. Lo llena ella sola. La veo como una pantera, suave, elegante y fuerte. Su torso no es normal; lo desafía en movimientos que parecen no costarle. Está absolutamente increíble. Pero sigue el ascenso y, tras efectos de movimientos y gestos que se repiten, se forman dúos, tríos y cuartetos en trepidante energía sobre la arena. Andrea y Anuska se muestran fuertes y seductoras. Hay mucha seducción en la pieza, hay sensualidad y elegancia. Por eso son animales, felinos sin complejos que avanzan a cuatro patas, con el típico movimiento de Daniel, en el que las patas delanteras hacen mover el resto de la columna. Son gatos cuando Igor y Anuska restriegan sus cabezas uno sobre el otro. Sólo me faltaba ahí un ronroneo, pero tal vez estaba el mío.
La música, perfectamente adecuada a la evolución, es también natural, con agua, palabras en árabe, que junto con la iluminación (alguien dijo que escasa) crean paisaje.
Y seguimos con Anuska, porque es cierto que la queríamos dentro, queríamos que no se fuera, que siguiera moviendo su torso y su pelo.
Pero llegamos al final. Y ahí me vi atrapada del todo. No quiero caer en interpretaciones que tal vez no existan, pero agradezco que se ofrezcan esas pautas para que cada uno vea lo que quiera. Efectivamente, hemos girado para ese momento más de 180 grados, como la lente de un ojo de pez, hemos girado 360, pero la imagen ha cambiado. Por qué ha cambiado cada uno puede decidirlo, pero me gusta que se me abra la posibilidad de apreciar que, si al principio Andrea subía por el cuerpo de Igor, al final es Daniel quien la eleva. En Andrea ha cambiado algo, no asciende, no trepa, sino que es recogida y sostenida, como en una visión casi de marcha atrás.
Y vuelve a desnudarse, graciosa y pícara, provocando de nuevo la risa.
Tal vez yo disfrute más que otra gente porque me encanta ver todo lo animal que tenemos. Abreu lo potencia en el físico y en la puesta en escena. Lo natural, la naturaleza, lo originario y por tanto puro. Y lo muestra en círculo, con un cierre circular que no cerrado, porque un ojo de pez consiste en eso, en abrir todos los puntos de vista que a priori no tenemos con una visión normal.

Apuntes:
Allí estaba Ángela. Me alegré de verla y de imaginar su felicidad al ver a sus chicos tan grandes y tan bellos.
Repito que si bien a mí me pareció una pieza redonda hubo opiniones que decían que Anuska tenía demasiado protagonismo, aunque tal vez era la intención o, como yo creo, no lo puede evitar. Es muy grande. Aunque es cierto que yo le habría dado más papel a Andrea que ya nos ha demostrado antes cómo puede encarnar un animal.
Mis pegas van a La Casa Encendida. Tuve la sensación de que apagaron las luces cuando aún no habían acabado, y faltó cuidado cuando un guarda de seguridad pasó cerca de nosotros para hablar con alguien. Todo estaba en silencio y contenido pero ya había empezado la pieza.


¿Cuándo volveréis a hacerlo?
Quiero volver a verlo.

viernes, 8 de junio de 2007

Tiempo para todo



Me gusta apurar el tiempo.
Adoro dormir, pero sería un tiempo precioso que podría aprovechar para hacer más y más cosas. De momento la modernidad no nos ha dado una solución para evitar las horas de sueño, así que apuro el tiempo. Me angustia que pasen las horas por todo lo que me voy dejando en el tintero, pero al mismo tiempo disfruto de ese frenesí de no parar.
Si uno quiere puede hacer tantas cosas como se proponga.
Trabajo, escribo, bailo, salgo, pienso, aprendo, vuelvo a trabajar, vuelvo a bailar, y más y más.

jueves, 7 de junio de 2007

Ponderosa Tanzland Festival (más)




He aquí algunos de los materiales sobre los que trabajaremos en el festival.
- Shahar Dor (Solo Improvisional Performer).
- David Lakein (Into the Jungle).
- Elizabeth Williams (Gyrotonics).
- Bruno Caverna (Playing in the Extremes).
- Kathleen Hermesdorf (Lucious and Ballistic).

Más calle

El otro día tuve que justificar mi admiración por la Werner. Llevaba una camiseta de Hildebrand. Me dio vergüenza, parecía que yo era la mayor defensora de la danza contemporánea, yendo con una camiseta suya a clase de danza, encontrándome con Abreu por la calle y reconociendo que la culpable de este blog era yo. No soy tan dada a exponer mis gustos, mis secretos. Soy más tímida de lo que parece.
El caso es que, al hilo, sigo con ese juego de ser la superfan de la danza y de la Werner. Y he preferido unirme a esa enemiga, la vergüenza, y decir, sí, qué pasa, adoro la danza contemporánea, llevo camisetas de la Werner, defiendo la danza en la calle allí donde vaya y a sus grandes creadores y para rematarlo cuelgo un vídeo de la "mismísima" que tenía guardado.
Fue en el Pasillo Verde. Provisional Danza refrescó con su coreografía Calle 4, al agua.
Para quienes no pudieron verlo, ahí va un pedacito.

miércoles, 6 de junio de 2007

¡¡¡Nos vamos!!!



¡¡¡Nos vamos a bailar sin parar a Ponderosa (Alemania)!!!

martes, 5 de junio de 2007

Release


[Para David]

Sabemos que significa soltar, relajar, liberar...
El interés de esta técnica radica en que surge de la exploración de bailarines como Trisha Brawn y Steve Paxton para liberar al cuerpo del rigor técnico al que estaba sometido. Tras esta búsqueda nace el descubrimiento del cuerpo como algo orgánico, en el que respiran y por tanto piensan los huesos, los músculos y todas las partes del cuerpo. Conscientes del mismo, a través del conocimiento de la estructura ósea y muscular, comienza una búsqueda de la efectividad con un menor esfuerzo, porque el bailarín aprende a controlar el cuerpo hasta tal punto que puede liberarlo sin miedo a caer o hacerse daño. Dejamos la tensión y pasamos a una fluidez de los movimientos. Al mismo tiempo, podemos potenciar las líneas del cuerpo, la solidez del centro y la pelvis y, con todo ello, crear un movimiento más natural.
En la práctica, sentimos la espalda, la columna, las costillas, la pelvis, tiramos de ellas llenándolas de aire y de la seguridad de tenerlas ahí para, una vez colocadas y sentidas, hacerlas más grandes y sólidas. Así, el pecho se abre, crecemos y liberamos tronco, piernas, brazos y cabeza. Dejamos fluir un cuerpo en control. Es difícil pero es gozoso.

Baile en blanco (terapias)





Un buen libro siempre tiene que tener un buen comienzo. El último libro de Íñigo García Ureta (Escrito en blanco, Madrid, Trama, 2007) lo tiene:

"Después de darle muchas vueltas al asunto, uno cae en la cuenta de que la única forma de explicar las cosas es con humildad, y que no hay humildad que valga sin sinceridad, y que ésta sólo se presenta cuando no hay miedo. Quitémonos por tanto el miedo y digamos la verdad: que empecé a escribir por terapia."

No sé si será verdad que Íñigo empezara este libro por terapia, puede ser una máscara o puede ser cierto. Pero precisamente por eso, porque da igual, me sirve este gran comienzo para decir varias cosas con humildad, sinceridad, sin miedo y quién sabe si por terapia.

- Quería decir algo sobre Escrito en blanco y quería aprovechar que tengo este blog. Porque me gusta, porque este blog se merecía algo de literatura, porque Íñigo tiene el humor que me gusta, porque me da la gana.
- Me reconozco en lo de la terapia. No sé por qué empecé a bailar, seguramente porque mis padres me metieron para que la niña hiciera algo, lo típico. Sí sé que cuando lo retomé lo necesitaba. Llevaba necesitándolo mucho tiempo, pero me daba miedo enfrentarme a ello. Así que con humildad hice un acto de "no hay dolor" y palante. Y he seguido terapéuticamente agarrada a la danza desde entonces.
- Y, ojo, aprovecho para comentar algo que no me gusta: hay peligrosas asociaciones de la danza con la terapia, que a mí me suenan más bien a sectas. O sea, yo sé que para mí bailar es algo tan necesario como comer o ir al váter, lo tengo asumido y no pasa nada, vamos, cada uno tiene sus cosas, y que me hace desconectar de mí misma y de lo/s demás. Creo en lo terapéutico de las artes, individualmente. Yo comparto con mucha alegría las clases, los ensayos y los espectáculos con gente y eso significa que un buen porcentaje de la danza es compartir, pero, no nos llevemos a engaños, es personal; lo que experimentamos es nuestro, aunque participen otros, se desarrolla en la casa de nuestro cuerpo y de ahí sube a la azotea y te abre las ventanas de los poros. Así que convertir la danza en terapia para que, como en una dinámica de grupo, a uno le enseñen a ser feliz, pues no, a mí no me convence. Es que si a alguien bailar, pintar, componer o escribir le sirve de terapia, joder, pues qué suerte, pero no vendamos cualquier cosa como un instrumento de consumo de la felicidad. Risoterapia, danzaterapia... ¿Pedoterapia no hay?
Seamos sinceros, en estas cosas estamos con nosotros mismos y reconocer, como Iñigo o su otro Iñigo, que hacemos las artes por terapia es igual de válido que decir que las hacemos porque sí, porque nos gustan, porque nos dan placer, porque sí, pero sobre todo porque en definitiva nos las guisamos y nos las comemos nosotros solitos y por tanto las sufrimos y las disfrutamos cada uno.

En cualquier caso, reconozco que bailo por terapia, casi con toda seguridad.

Moraleja con sinceridad y alevosía: Compren el libro de Íñigo.

lunes, 4 de junio de 2007

Me lo perdí



Este año me perdí el Maratón de Danza del Teatro de Madrid. No se puede estar en todas partes.
Sé que habría disfrutado con la coreografía que ha montado Nicolas Rambaud. Sólo con las fotos de Emilio Tenorio me hago una idea. Además, esta vez no se ha empeñado en vestirlos lo más desfavorecidos posible. ¡De negro y con gabardina!, estaban guapos, no como cuando tuvimos que vestirnos de futbolistas... Son varios los motivos por los que merecía la pena estar ahí. Pero elegí Valladolid, y elegí bien.

sábado, 2 de junio de 2007

Película

Mi mayor fan, a cuento de la actuación de Valladolid, ha hecho esta peliculita. Disfrutadla, es genial:

Todo un fracaso (de público que no de crítica)

viernes, 1 de junio de 2007

Agradecimientos


La Escuela de Circo Carampa

Se dedica desde hace doce años a las prácticas circenses. Además de ello, es un punto de encuentro entre artistas y aficionados, y nosotros hemos podido apreciar su generosidad y entusiasmo, ya que gracias a ellos hemos tenido la oportunidad de ensayar en una maravillosa carpa de circo. En un entorno inigualable, la escuela se abre paso entre los árboles de la Casa de Campo. Cada ensayo nos adentrábamos en un cuento, entre naturaleza, caravanas, trapecios, disfraces, música... Nos han dado café, nos han cedido su mesa de desayuno, nos han sonreído, mientras pasábamos las horas con el un dos tres. Muchas gracias, Carampa, parte de nuestra pieza os la debemos a vosotros.